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El remo en tiempos de Pandemia

No es una novedad para nadie que estos son tiempos difíciles para todos. El confinamiento, si bien necesario para la protección de la sociedad como conjunto, implica cambios en la rutina, y salvo que seamos muy disciplinados, un mayor sedentarismo. Los ejercicios en casa y entrenamientos online nos ayudan a que nuestro cuerpo no se deteriore, y quienes tienen un ergo, quizás hasta mejoren su estado físico al tener tiempo libre para subir la carga de entrenamiento. Pero somos remeros y extrañamos el agua. Vemos fotos de redes sociales, o en nuestros celulares, añoramos los tiempos de la “vieja normalidad” en los que podíamos remar sin problemas.


La libertad que uno siente cuando sale a remar, solo con nuestro bote, y el ritmo de las remadas para marcar el paso del tiempo. Olvidamos las preocupaciones de nuestra vida cotidiana mientras nos concentramos en un final ágil y limpio, una toma rápida y una pasada acelerada. Casi duele recordarlo, al pensar que hemos pasado más de un mes y medio sin remo, esperando que Prefectura nos deje salir.



Afortunadamente, estas características que hacen único a nuestro deporte, son la clave para el próximo regreso al agua, especialmente en botes individuales. En primer lugar, si para andar en bicicleta se recomienda 20 m de distancia con cualquier persona, para evitar contagios, en el agua la distancia entre botes es mucho mayor. La ventilación es total, ya que bueno, estamos al aire libre y en medio del río. Incluso la mayoría de los clubes tiene un acceso abierto a la sala de botes, que si no es el principal, se puede habilitar para saltear el ingreso a través de espacios cerrados.


¿Cómo hacer nuestra actividad aún más segura?

Si bien la práctica en sí nos da bastante seguridad, tenemos dos puntos a prestar especial atención:

  1. El acceso a las instalaciones y al agua.

  2. Material compartido.

Acceso de los deportistas y entrenadores.


En primer lugar, siguiendo las recomendaciones de las autoridades de la salud, evitar el acceso a instalaciones cerradas, especialmente vestuarios, donde la posibilidades de contagio aumentan. Por eso es importante concurrir al Club vistiendo la ropa de entrenamiento, y regresar luego a casa sin utilizar las duchas. Se recomienda vestir sobre esa ropa, una capa de ropa que se retiraría al llegar, que es la que entra en contacto con el ambiente mientras circulamos de casa al Club.


Aunque la circulación habitual hacia la sala de botes implique el ingreso por la sede del club, o el pasaje por vestuarios, en general es posible elaborar una circulación alternativa, por áreas abiertas.

Al llegar, la desinfección del calzado con almohadillas desinfectantes, y el lavado de manos por al menos 30 segundos con agua y jabón (podemos usar la manguera de lavar los botes), ayudará a reducir la exposición al cualquier tipo de virus.


Material Compartido.


Reabriendo el club luego de tanto tiempo sin actividad, implica que la única forma de acceso que tiene el Virus es a través de las personas, seguramente a través de un portador que no presenta síntomas (obviamente si se presenta síntomas no debe salir de su casa, sino que debe contactar a un médico). Visto que por más precauciones que se tome, siempre hay riesgos, el paso anterior busca que esa persona portadora sin síntomas, llegó al club, y nuestro protocolo de seguridad impidió que deje rastros del virus.


El Covid-19 es un virus que se contagia a través de las gotículas respiratorias, por lo que el contagio se da a través del contacto con personas infectadas (transmisión aérea), o con superficies que éstas hayan utilizado. Siguiendo con nuestra hipótesis de que el virus llegará al club a través de una persona portadora sin síntomas, y que el paso anterior logró que no deje sus letales gotículas durante su acceso, ahora debemos evitar que se contamine el material.


Si bien el uso de tapabocas debe ser obligatorio para el ingreso al club, es incompatible con la práctica deportiva. Por ello las partes del bote que entran en contacto con el remero deben ser exhaustivamente desinfectadas después de cada uso, y evitando su contaminación entre la desinfección y el guardado del material. Aunque algún remero pueda tener bote y remos propios de uso exclusivo, si el material se guarda en una zona compartida, debe ser desinfectado.



A continuación, un ayuda memoria de las partes a desinfectar:

  • Remos (Especialmente los mangos)

  • Toletes (Especialmente las virolas)

  • Hincapiés, velcros, championes

  • Carrito y guías.

  • Parte interna del casco, entre el hincapié y el final de la guía.


Para desinfectar, hay que usar guantes, y es importante el lavado de manos antes y después de usarlos. Productos a utilizar, son soluciones de hipoclorito de sodio (por cada 200 ml de lavandina, agua jane, u otra marca comercial, agregar 800 ml de agua) o alcohol isopropílico al 70% (si hay piezas que se puedan dañar con la solución de hipoclorito). También se utiliza amonio cuaternario, pero su uso es más delicado.


Siguiendo la hipótesis de que el portador no sabrá que lo es, la forma de estar seguros es actuar todos como si lo fuéramos. Por eso, al terminar la remada, debemos colocarnos el tapabocas, lavarnos las manos nuevamente, y desinfectar botes y remos. Para estar doblemente seguros, lavarse las manos nuevamente antes de guardar el material y volver a casa.


La práctica del remo, a diferencia de otros deportes, afortunadamente no implica un riesgo particular (pensemos en los riesgos de un tiro de esquina en futbol, un scrum de rugby, un combate de artes marciales). Dado que nadie irá al Club presentando síntomas, y que estando en el agua el riesgo es casi nulo, está en nuestras manos el asegurar el control total del protocolo. De esta forma atacamos el talón de Aquiles de nuestro deporte, que es la parte en la que estamos en tierra. Y ya estamos aburridos de estar en tierra firme.


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