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La Delegación Olvidada: El Remo Uruguayo en los Juegos de Berlín 1936



En pleno furor por los Juegos Olímpicos de París 2024, los amigos del remo uruguayo siempre aprovechamos el fugaz protagonismo que tiene nuestro deporte. Bruno Cetraro hizo historia colocándose entre los mejores 12 remeros del mundo. Esto es un hecho histórico, pese a los problemas con el equipamiento que le impidieron llegar más alto, teniendo el diploma olímpico muy cerca. Esta hazaña es por lo demás loable, más aún teniendo en cuenta que hace tres años Bruno competía en la categoría peso ligero, y ahora lo hace en la categoría abierta frente a verdaderos gigantes del deporte (En la foto, Bruno junto al campeón olímpico alemán Oliver Ziedler)


El remo uruguayo también destaca en estos momentos, ya que siempre que se repasa la rica historia de las participaciones olímpicas del Uruguay, destacan las cuatro medallas del remo, el deporte con más medallas. Ojalá pronto podamos aumentar esas diez medallas que ha conseguido nuestro país en su historia, más aún que nueve de ellas fueron obtenidas entre 1924-1964.


Los primeros Juegos Olímpicos que viví, con 10 años, fueron los de Sydney, donde Uruguay conseguiría su décima medalla, en ciclismo, con Milton Wynants. Las etapas siguientes, ya como joven aficionado al remo, las viviría de igual manera: Siguiendo el remo, que siempre era de los primeros deportes en competir, viendo infinitos compactos sobre la historia de Uruguay en los JJOO, y las medallas de antaño, y las participaciones recientes, ya sin medallas. Siendo socio del Montevideo Rowing Club, las conversaciones con los socios más veteranos daban vida a esos recortes de diarios. Así como leer las viejas publicaciones internas del club.


Investigando un poco, encontré un dato que desconocía, y quizás por ser una participación sin medallas, entre el bronce obtenido por Douglas en 1932, y luego la Segunda Guerra Mundial y el retorno de los juegos con medallas de plata en single (Risso) y bronce en doble (Rodríguez y Jones). Es la mayor delegación del remo uruguayo en Juegos Olímpicos. Se trata de la delegación de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936.


En la revista “Rowing” de 1936, el tomo de enero da cuenta de la creación del “Comité Pro Concurrencia a la XI Olimpíada” cuya sede sería el Montevideo Rowing Club.  En el editorial del número de febrero, se llamaba al apoyo general, tanto para este evento como para el Sudamericano de Buenos Aires. Cabe destacar que en ese entonces, el MRC ya tenía sesenta años de antigüedad.


La publicación en febrero ya comenzaba a dar noticias sobre selecciones participantes (Francia, Italia, Alemania, USA, Suiza, Holanda, Dinamarca, etc)  noticias del comité organizador, así como datos de la Oficina meteorológica del Reich. Julio César Estol es designado presidente del Comité Pro Participación local. Es de notar el gran esfuerzo periodístico en esta publicación, muy actualizada en la realidad del remo del momento, y y traduciendo noticias de medios ingleses, franceses y alemanes.


En el número de marzo, a cinco meses de los juegos, hay más novedades sobre la participación oriental. En un principio, serían Remo, Básquetbol, Boxeo y Yachting quienes concurrirían. Se realiza una rifa, gran kermesse y un match de football a beneficio entre Peñarol y Nacional. Cada federación designaría a sus competidores, y se reservaron 40 pasajes en un vapor.


Las noticias internacionales dan cuenta de las preparaciones en EEUU, donde ya se menciona a la Universidad de Washington, que tendrían gran participación en esos juegos, que se puede ver en la película y el libro “The Boys in the Boat”.


Meses siguientes dan cuenta de diversas noticias internacionales, entre ellas la regata femenina de Oxford-Cambridge, y la preparación de diferentes países para los Juegos. En Mayo, la noticia es la selección del Senior Four del MRC para los JJOO. Relata la dificultad que enfrentaba la comisión, y que se unirían al Club Nacional de Regatas, quien llevaría al Senior Pair (Baldomiro y Gabriel Benquet), y a un singlista a definir en una regata ese mismo mes (Sería Arquímedes Joanicó). La Junta Departamental de Montevideo destinaría veinticinco mil pesos para los gastos de la delegación olímpica.


El senior Four del Montevideo Rowing Club, integrado por Luis Andrés Dutra, Julio Flebbe, Francisco Sunara, León Sánchez e Isidoro Alonso (tim), venía de una racha demoledora triunfando en regatas sudamericanas, incluso obteniendo en propiedad la Copa América de Remo.


Da cuenta de que la Federación Uruguaya de Remo desiste de llevar el Senior Eight y Double Scull, pese a que dichos botes tengan grandes logros a sus espaldas, para no dificultar la intervención de otras ramas del deporte nacional. Se Solicita a los deportistas una impecable ética deportiva, y se conforma una Sub-Comisión para dirigir los entrenamientos. Se compran botes nuevos de los astilleros Bowers & Phelps en Londres, para su uso en Berlín.  Ese número de mayo da cuenta que la revista “Rowing” será representada por León Sánchez, remero olímpico, quien además de competir enviaría sus semblanzas para ser publicadas en la revista.


El numero de junio, da cuenta que ya había partido el vapor “Oceanía” con la Delegación Olímpica Uruguaya, compuesta por 80 personas. El autor se queja de la inclusión de deportes que no habían sido propuestos por el Comité antes mencionado, por la ausencia de antecedentes o performances suficientemente meritorias.

“Pero los trabajos de ese comité que fue en realidad y haciendo justicia, el que verdaderamente tomó en serio y estudió como era debido la capacidad de las distintas ramas del deporte uruguayo y sus merecimientos para concurrir a Berlín, muy poco fueron tenidas en cuenta después, y se hizo una distribución de los recursos adaptada a las nuevas necesidades, originadas en las gestiones de los que “balconearon” la cosa hasta que vieron que había dinero y el viaje era factible, perjudicando a los deportes que con más derecho, por su clasificación dentro del “ranking” nacional y por la seriedad con la que trabajaron desde el principio por hacer posible la concurrencia olímpica, aspiraban a llevar su delegación técnicamente completa”.

Posteriormente se queja de que no hubiera dinero para un delegado, ni para el salario del entrenador, que fue cubierto por los clubes participantes. “Pero en cambio van integrando la numerosísima delegación, deportistas sexagenarios, otros convalecientes, y varios que comenzarán a entrenarse a su llegada a Alemania”.



La primera nota publicada de León Sánchez, desde el Castillo de Koepenik (foto), donde se alojaban todas las delegaciones extranjeras, da cuenta de la rotura de los remos que sufrieran por parte de la empresa transportista, y la extorsión de quienes traían los botes de Inglaterra para poderlos liberar para su uso. Destaca que fue testigo del Campeonato Alemán de Remo, que fue de selección olímpica, y que vieron desde la tribuna oficial. Destaca también “La organización perfecta que sólo los alemanes son capaces de darle a estas cosas”.


Luego de un análisis de los rivales, los ya arribados y los que están por llegar, analiza la técnica de los japoneses, con remos más cortos y que van de 40 a 48 remadas por minuto. Da cuenta que la mayoría usa una remada más corta, sin abrir las piernas “como lo hacemos nosotros” y que dan más paladas por minuto, debido a que usan palas más chicas.


Finaliza con “Nuestra vida de training es la de siempre, cuando se sale del país, concretada exclusivamente a la obligación que hemos contraído no solo con el Rowing y con el país, sino con nuestra propia conciencia. Nuestro entusiasmo y ansias de probarnos van en aumento, y puedo asegurarte de que no nos dejaremos nada en el bolsillo.”

En el número de agosto se da cuenta de los resultados. El senior Four, “si bien no fue afortunado en el sorteo de las primeras eliminatorias, menos lo fue en el de los repechajes, donde llevó rivales de gran talla, como lo son las tripulaciones de Estados Unidos, Bélgica y Francia”. Quedarían fuera de la final, haciendo mejor tiempo que Dinamarca, quienes ganaron la otra serie de repechajes. Tampoco entrarían en las finales los hermanos Banquet, ni en el single, Arquímedes Joanicó.


“Veamos pues, que nuestros representantes no defraudaron las esperanzas que en ellos había cifrado la afición remera uruguaya. Lucharon como buenos, y como tales fueron derrotados, sin escatimar esfuerzos y dando de sí el máximo de energías”. Luego hay varias semblanzas y relatos de diferentes regatas, y un artículo de opinión “El valor del remo sudamericano comparado con el europeo”.

 

Finalizo este humilde aporte transcribiendo lo escrito por León Sánchez, publicado en el número de octubre.


“Cómo prometí en el número anterior de “Rowing”, continuaré en este, mis comentarios sobre las Olimpíadas de Berlín en lo que a la parte de remo se refiere.

Hablar de la final olímpica es repetir lo que ya se ha dicho y conversado mucho en el ambiente deportivo general, y especialmente remero.

Tres notas hubo en esas finales del 15 de agosto que merecen ser destacadas especialmente(…).

Primero citaré la hazaña realizada por el remo alemán en las pasadas Olimpíadas, que difícilmente será superada, pues sobre un total de 7 pruebas, se adjudicó 5 triunfos netos, sin dejar lugar a la más mínima duda, con respecto a la capacidad de los integrantes de sus tripulaciones. Un segundo puesto, y un tercero a dos metros del ganador, fueron las colocaciones de las dos pruebas restantes.

Luego señalaré como ejemplo maravilloso para nuestros deportistas, el triunfo del double scull de Gran Bretaña, integrado por L. Southwood y J. Beresford, éste último gran figura de las competencias de remo realizadas en Grunau. Este campeón inglés, luego de 18 años de remero de indiscutible categoría en su país y en el mundo, se clasificó por tercera vez campeón olímpico, habiendo sido clasificado en las olimpíadas de Los Angeles en el 32 y en Amsterdam en el 28  campeón en el formidable “Cuatro” sin timonel ganado por Inglaterra.

Y por último citaré el triunfo de U.S.A. en la prueba clásica de eights, por quinta vez consecutiva. Desde 1920 no se le puede despojar a los americanos el cetro que reafirmaron en esta prueba.

Para el que estas líneas escribe son ejemplos que todos debemos tener presente, sobre todo en ésta época en que el deporte, en general, no se practica como sería de desear.

Todos debemos luchar, sobre todo en nuestro ambiente remero (que parece que aún no se ha contaminado con las condiciones morales que lo adornan.

Las tres notas salientes que he citado más arriba son en cada caso tres aspectos distintos del verdadero campeón.

En una la disciplina y el ansia de vencer, dándoles a sus rivales todos los medios para que lleguen a la lucha en perfectas condiciones. Esto es lo que ha hecho Alemania.

En la otra, la voluntad de un hombre que encarna el espíritu deportivo de un pueblo deportista, este es el caso de J. Beresford.

Y la tercera la coordinación del esfuerzo de un grupo de deportistas más o menos numeroso, que se ha empeñado en retener para sí, con verdadero espíritu de lucha, un trofeo que significa el más grande orgullo para el remo de U.S.A.

La Olimpíada de Berlín nos ha dejado enseñanzas en lo que se refiere a los diversos aspectos de la vida deportiva, y que debemos coadyuvar los que hemos tenido la suerte de ir; a que nuestros remeros jóvenes, esos que ahora surgen con entusiasmo y el ansia de triunfo, perseveren en su esfuerzo, se disciplinen, y que dentro de cuatro años cuando se hable de la concurrencia de nuestros remeros a Tokio*1, se diga, que la falange rowingnana esta pronta para defender los colores patrios en aguas niponas, y que nosotros que haya hemos experimentado la sensación de una Olimpiada haremos desde aquí esfuerzos para que ellos lleguen y hagan todo lo posible para conseguir lo que esta delegación a la XI olimpíada no ha conseguido: La medalla de oro. (…)

*1. Las olimpíadas de Tokio de 1940 no se realizaron, debido a la Segunda Guerra Mundial. Dicha guerra fue provocada por Alemania, protagonista en cierta forma de esta nota, y al cruel régimen de Adolf Hitler, cuya presencia en la pista de remo se destaca en las crónicas francesas. La eficiencia alemana que se destaca en la organización de este evento, sería puesta en uso para crear una máquina de la muerte, que además de los millones de muertos en conflicto bélico, causó la muerte de más de 6 millones de judíos en campos de exterminio. Un ejemplo del concepto de superioridad racial que inspiró esa tragedia se puede leer en las declaraciones del deportista alemán en el extracto anterior.




Hugo Strauß, en la foto de arriba a la izquierda (Stk) moriría en el frente oriental unos pocos años después. Varios de los remeros olímpicos de Alemania perecerían en el conflicto.


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